
Comprender el gradiente de temperatura en un edificio es esencial en climas fríos o templados, donde se utilizan cerramientos herméticos y aislamiento continuo para prevenir la pérdida de calor. Sin embargo, este enfoque no es adecuado para áreas tropicales como América Central, donde el clima se caracteriza por una alternancia constante entre temporadas húmedas y secas en lugar de cuatro distintas. Factores como la proximidad al mar, la elevación y la topografía local influyen en los microclimas a lo largo de distancias cortas, pero la alta humedad sigue siendo un desafío común. Las paredes selladas, herméticas y sin ventilación pueden convertirse rápidamente en criaderos de moho, lo que hace que las estrategias térmicas convencionales sean problemáticas. En respuesta, los diseñadores locales han desarrollado enfoques alternativos que abrazan, en lugar de resistir, el entorno exterior, permitiendo el flujo de aire y la evaporación para gestionar el confort interior.