Según varios estudios recientes, el ruido en las ciudades se ha convertido en un peligro creciente para la salud. El ruido ambiental, es decir, el ruido del tráfico, las actividades industriales o la música amplificada, que llega a los espacios internos, no es simplemente una molestia. Se ha relacionado con enfermedades cardiovasculares, diabetes, demencia y problemas de salud mental. A medida que el mundo se urbaniza, más personas están expuestas a niveles excesivos de ruido. ¿Cómo pueden ayudar el diseño urbano y las estrategias arquitectónicas a prevenir esto?
A través de sus proyectos no construidos, obras e investigaciones, el pensamiento de Amancio Williams se da a conocer como producto de un profundo conocimiento de las tendencias más avanzadas de su época desde el cual busca reflexionar sobre el proyecto arquitectónico, el urbanismo, el planeamiento y el diseño. Abordando diversas temáticas, conceptos y hasta materiales, se propone construir un universo propio sobre un presente que al mismo tiempo resulta futuro, internacional y argentino. Su propuesta de “La ciudad que necesita la humanidad” reúne edificios lineales y estratificados a 30 metros del suelo contemplando desde oficinas hasta rutas y trenes magnéticos en distintos niveles de un mismo edificio. El archivo Amancio Williams del Centro Canadiense de Arquitectura de Montreal documenta la trayectoria de Williams como arquitecto y diseñador desde la década de 1940 hasta finales de la década de 1980. El fondo registra su trabajo en más de 80 proyectos de arquitectura, urbanismo y diseño, así como la administración de su estudio de arquitectura y sus actividades profesionales. El archivo, que incluye dibujos y bocetos, maquetas de presentación, material fotográfico (como fotografías de maquetas, proyectos terminados, imágenes de referencia, reproducciones fotográficas de planos y fotografías de obra), está disponible para consulta ofreciendo más detalles.
El legado arquitectónico de Oporto ha estado moldeado durante mucho tiempo por el peso de la historia y la claridad de la forma. Desde la obra de Álvaro Siza hasta la densa red de estudios que emergen de las escuelas de la ciudad, Oporto ofrece una mezcla única de continuidad y reinvención. Aquí, la arquitectura no es solo una cuestión de diseño, sino a menudo de resistencia — de trabajar dentro de las limitaciones, de dibujar con precisión y de navegar en un entorno construido marcado por la permanencia y la resistencia al espectáculo.
Sin embargo, dentro de este contexto persistente, una nueva generación de arquitectos/as ha estado remodelando el campo con una determinación silenciosa. A menudo formadas en espacios compartidos, estas prácticas equilibran la autonomía con la colaboración y el detallado meticuloso con preocupaciones urbanas más amplias. Sus estudios tienden a reflejar esta ética: modestos en escala, definidos por reutilización adaptativa, y arraigados en la realidad material de la ciudad. En estos espacios de trabajo, la arquitectura se despliega como un proceso — a veces especulativo, a veces fundamentado — pero siempre reflexiva de una práctica que es profundamente local y cada vez más global.
Cuando pensamos en ciudades, a menudo asumimos que la cuadrícula ortogonal es la norma: ordenada, predecible y racional. Sin embargo, muchas áreas urbanas alrededor del mundo, notablemente aquellas moldeadas por colinas y terrenos irregulares, desafían esta convención. En ciudades como Lisboa, en Portugal, las cuadrículas ortogonales aparecen solo en zonas más planas como Baixa, mientras que áreas circundantes como Alfama se adaptan orgánicamente a la topografía. Estas áreas crean formas urbanas más estratificadas, irregulares y visualmente dinámicas. Ereván en Armenia, ofrece otro ejemplo urbano de esta adaptación: el Complejo Cascade transforma una empinada colina en un espacio público aterrazado que conecta diferentes niveles de la ciudad mientras enmarca vistas panorámicas. Para otros países, esta respuesta a la topografía se vuelve aún más crítica. Ciudades como Tegucigalpa en Honduras o Valparaíso en Chile están definidas por terrenos empinados e irregulares que requieren que los arquitectos y arquitectas se involucren profundamente con la tierra. Diseñar en estos contextos, especialmente para proyectos residenciales, exige adaptación técnica y una comprensión contextual que permita que la pendiente se convierta en un elemento generador en el proceso de diseño.
Las ciudades contemporáneas son vibrantes, complejas y están en constante evolución. Pero sobre todo, son cambiantes, mutables y diversas. ¿Qué cambios transformadores se están produciendo y hacia dónde nos conducen? La urbanización sigue cobrando impulso en muchas regiones del mundo, generando cambios visibles y estructurales. A medida que esto sucede, comienzan a surgir datos sobre la evolución de su configuración y los desafíos que enfrentamos. Según el Banco Mundial, la población urbana seguirá una tendencia al alza, concentrándose el 90% de los nuevos residentes urbanos en África y Asia. Este crecimiento plantea cuestiones esenciales: ¿Cómo podemos consolidar un enfoque de diseño que garantice un acceso equitativo a espacios, recursos y servicios? ¿Cómo hacer que las metrópolis emergentes y consolidadas sean más inclusivas y accesibles?
https://www.archdaily.cl/cl/1028159/disenar-ciudades-inclusivas-el-papel-del-diseno-universal-en-la-creacion-de-atmosferas-urbanas-accesiblesEnrique Tovar
La sostenibilidad en la arquitectura a menudo se enmarca como un desafío universal, llevando a soluciones estandarizadas que priorizan la eficiencia sobre el contexto. Sin embargo, la arquitectura está inherentemente ligada a su entorno: los edificios interactúan con el clima, la topografía y la historia cultural de maneras que exigen especificidad. En lugar de depender de listas de verificación de sostenibilidad estandarizadas, ¿cómo puede la arquitectura abrazar soluciones específicas para cada sitio? Esta conversación está profundamente conectada al concepto de Genius Loci, o el espíritu de un lugar, introducido por Christian Norberg-Schulz y abrazado por arquitectos/as que abogan por diseños que resuenen con su entorno. Sugiere que la arquitectura no debe imponerse sobre un sitio, sino más bien emerger de él, informada por sus materiales, clima y significado cultural. Esta filosofía desafía la aplicación generalizada de tecnologías sostenibles genéricas, proponiendo en cambio que la sostenibilidad debe estar inherentemente ligada a la ubicación en la que opera.
El concepto de "ciudades esponja" ha ganado relevancia desde que fue introducido por el arquitecto paisajista chino Kongjian Yu, fundador de Turenscape, y fue adoptado oficialmente como una política nacional en China en 2013 para combatir las inundaciones urbanas. Este enfoque prioriza la infraestructura basada en la naturaleza como humedales, jardines de lluvia y pavimentos permeables, creando paisajes con suelo poroso donde las plantas nativas pueden prosperar con un mantenimiento mínimo. Cuando llueve, estos sistemas absorben y ralentizan el flujo de agua, reduciendo los riesgos de inundación. En contraste, las soluciones de drenaje tradicionales basadas en concreto y tuberías, aunque ampliamente utilizadas, son costosas, rígidas y requieren mantenimiento frecuente, a veces incluso haciendo que las ciudades sean más vulnerables a las inundaciones debido a bloqueos y desbordes.
Liu Jiakun, ganador del Premio Pritzker 2025, ha pasado décadas redefiniendo la arquitectura china, combinando utopía y función, así como compromiso social y memoria personal. Sus edificios reflejan la vida cotidiana de la gente común, concebidos con una profunda comprensión del lugar, la cultura y la materialidad. Rechazando la búsqueda de un estilo arquitectónico fijo, Jiakun apuesta por una estrategia en lugar de una estética distintiva, adaptando cada proyecto a su contexto y necesidades específicas. Su trabajo integra historia y urbanismo contemporáneo, colectivismo y experiencia individual, densidad y apertura, ofreciendo respuestas oportunas a los desafíos de la rápida urbanización.
El enfoque de Jiakun está profundamente arraigado en la filosofía china, el sentido común y la artesanía local, asegurando que la arquitectura emerja de su entorno de manera natural en lugar de imponerse sobre él. Sus edificios reflejan una autenticidad que dialoga tanto con el pasado como con el presente, evitando los grandes gestos en favor de espacios que fomentan la interacción, la espiritualidad y la conexión humana.
El arquitecto y educador chino Liu Jiakun ha sido anunciado como el ganador del Premio Pritzker de Arquitectura 2025, el más alto reconocimiento en el campo de la arquitectura. Fundador de Jiakun Architects (1999), Jiakun es reconocido por su habilidad para fusionar elementos tradicionales chinos con el diseño contemporáneo y por su compromiso con la equidad social en el entorno construido. Nacido en Chengdu, China, donde aún vive y trabaja, se convierte en el segundo arquitecto chino en recibir este galardón, después de Wang Shu en 2012. De este modo, Jiakun se une a una distinguida lista de laureados recientes, como Riken Yamamoto (2024), David Chipperfield (2023) y Francis Kéré (2022). La ceremonia de entrega del premio se celebrará en los próximos meses en el Louvre Abu Dhabi, diseñado por Jean Nouvel, con un lanzamiento mundial en video en otoño, seguido del Simposio y Conferencia de los Galardonados 2025 en mayo.
Washington Square Park, Nueva York, NY, 2024. Imagen de Barrett Doherty, cortesía de The Cultural Landscape Foundation
Las protestas, la desobediencia civil y el disenso no solo son una parte definitoria de nuestra historia compartida desde la era colonial, sino que también continúan hasta el día de hoy en los campus, en convenciones políticas y en otros lugares. En este contexto, algunas marchas históricas, manifestaciones y otras acciones están consagradas en nuestra narrativa colectiva, mientras que otras han caído en el olvido. Sin embargo, los paisajes culturales que sirvieron como escenarios donde ocurrieron estos eventos aún existen. Estos lugares son el foco de Landslide 2024: Demonstration Grounds y un portal para volver a involucrarse con las historias de eventos poco conocidos o incluso olvidados que fueron fundamentales en la historia de los Estados Unidos. Los trece sitios diferentes en todo el país, representados en el nuevo informe y la exposición digital de The Cultural Landscape Foundation (TCLF), abordan eventos que moldearon a individuos y desataron movimientos.
En 1975, Honduras estaba bajo un régimen militar que había estado en el poder durante más de una década, liderado en ese momento por el General Juan Alberto Melgar Castro. Durante este período, Tegucigalpa experimentó varios cambios grandes y sin precedentes. La afluencia de personas de diversas partes del país debido a la migración rural transformó la ciudad de un área urbana compacta en una metrópoli en expansión. Este crecimiento inesperado llevó al gobierno a implementar un esquema de desarrollo y planificación municipal, un proyecto que definiría el futuro de la ciudad y la evolución de su casco antiguo. Este artículo fue desarrollado con la colaboración del arquitecto hondureño Lisandro Calderón, quien se especializa en Planificación Urbana y es actualmente profesor en la Universidad Tecnológica Centroamericana (UNITEC), ubicada en Tegucigalpa, Honduras.
SO-IL (Solid Objectives – Idenburg Liu) es una firma de diseño arquitectónico con sede en Brooklyn, Nueva York, fundada en 2008 por Florian Idenburg y Jing Liu. Conocido por una arquitectura profundamente comprometida con los contextos sociales, culturales y ambientales, el estudio se centra en explorar materiales innovadores, crear experiencias espaciales fluidas y priorizar la sostenibilidad ecológica. El trabajo de SO-IL abarca diversas escalas y tipos de programas, reflejando su enfoque versátil hacia el diseño. En 2024, su proyecto de vivienda 450 Warren en Brooklyn fue seleccionado como Edificio del Año de ArchDaily por el público en la categoría de vivienda.
En su último libro, In Depth: Urban Domesticities Today, SO-IL explora el concepto en evolución de hogar en contextos urbanos contemporáneos, transformándolo "de una fuente de vulnerabilidad en una herramienta para el empoderamiento". El libro redefine la domesticidad como una experiencia activa y compartida, y examina cómo los arquitectos/as pueden abordar desafíos urbanos urgentes como la asequibilidad, la densidad y la sostenibilidad. El trabajo de SO-IL aboga por viviendas flexibles y resilientes que fomenten la comunidad mientras integran dimensiones ecológicas y sociales. ArchDaily habló con los arquitectos sobre las soluciones e ideas innovadoras presentadas en el libro, profundizando en cómo sus proyectos desafían sistemas convencionales y visualizan un futuro donde la arquitectura es una herramienta para el empoderamiento.
El 2025 promete ser un hito en la arquitectura, anunciando un vibrante renacimiento de la creatividad y la exploración. A medida que las sociedades enfrentan desafíos como el cambio climático, la urbanización rápida y la evolución tecnológica, la arquitectura es tanto un espejo de estas dinámicas como una brújula que apunta hacia un futuro sostenible e inclusivo. El calendario arquitectónico de este año ofrece abundantes oportunidades para celebrar el poder transformador de la disciplina — desde festivales que desafían los límites hasta exposiciones que invitan a la reflexión y que exploran narrativas culturales y ambientales urgentes.
Jardín Nativo Adriana Hoffmann, Museo Interactivo Mirador (MIM) en Santiago de Chile. Image Cortesía de Bosko
Durante el siglo XIX, los esfuerzos por mejorar la calidad de vida urbana se centraron en la creación de jardines y parques, comenzando así la evolución del paisajismo como la disciplina moderna que conocemos hoy. Sin embargo, aunque existen ejemplos notables alrededor del mundo, la excesiva estructura y artificialidad de los jardines urbanos ha ido en contra de las motivaciones que les dieron origen. En muchos casos, su diseño ha resultado en espacios públicos descontextualizados e ineficientes, altamente demandantes en recursos y alejados de una verdadera sostenibilidad.
La geometría estricta y el uso forzado de especies de difícil adaptación y cuidado están dando paso al regreso de un paisajismo más orgánico, adecuado a los ecosistemas locales y eficiente en su desarrollo y conservación. Los bosques nativos reúnen todos estos aspectos positivos. No sólo permiten restaurar ecológicamente áreas degradadas, sino que mejoran la calidad del aire y retienen el agua de lluvia, creando espacios verdes biodiversos que conectan profundamente a las personas con la naturaleza. Conversamos con Magdalena Valdés, fundadora y directora de Bosko, quien nos explica por qué los bosques nativos son el camino correcto hacia un paisajismo consciente y realmente ecológico.
Un vistazo por muchas de las ciudades de América Latina revela notables similitudes entre países, desde México hasta Argentina. La mayoría de las ciudades tienen un área bien definida conocida como "El Centro", anclada por una plaza principal (Plaza Mayor), flanqueada por una iglesia de un lado y edificios clave como el ayuntamiento del otro. Esto no es una coincidencia, ya que se puede rastrear hasta un sistema de planificación urbana establecido durante la colonización española de las Américas en los siglos XVII y XVIII, proporcionando directrices estandarizadas para el diseño de ciudades en sus virreinatos. A diferencia de las colonias francesas e inglesas, los asentamientos españoles se adhirieron a regulaciones que contribuyeron a la aparición de una identidad urbana compartida, con ciudades que mostraban una lógica espacial similar y cohesión arquitectónica a pesar de las diferentes escalas y contextos.
La Humanidad se ha obsesionado con romper sus límites, estableciendo récords únicamente para romperlos una y otra vez. Así el skyline de nuestras ciudades siempre ha sido definido por quienes ostentan el poder en cada época: alguna vez fueron las iglesias, luego las instituciones del Estado y en las últimas décadas, han sido los rascacielos privados los que nos recuerdan quienes son los que pueden llegar más alto, literalmente.
La vivienda para estudiantes ha experimentado una transformación notable durante el último siglo. Una vez vista como una necesidad utilitaria, proporcionando refugio y servicios básicos para estudiantes, esta tipología arquitectónica ha evolucionado para abordar demandas sociales, culturales y urbanas cada vez más complejas. Comenzando con el enfoque modernista de Le Corbusier en la Cité Universitaire en París, la residencia estudiantil ha reflejado tendencias más amplias en arquitectura, urbanismo y cambio social.
Hoy en día, estos edificios deben atender a una población altamente diversa y transitoria, navegando las presiones de asequibilidad, densidad y los estándares de vida en evolución de los jóvenes adultos. Con la rápida urbanización y el aumento de la movilidad estudiantil, las universidades enfrentan ahora el desafío de diseñar viviendas que no solo sean funcionales, sino también adaptables a diferentes contextos culturales y sociales. Esto ha llevado a soluciones más flexibles e innovadoras que promueven tanto la privacidad como la vida comunitaria.